sábado, 22 de marzo de 2008

Jane soy yo. La veo en la película y me reconozco. Jane siente miedo de que le rompan el corazón en mil pedazos. Ya le pasó, ya lo sufrió, ya le dolió, no quiere de nuevo. Y ahí está él, que es Billy, haciendo uso de su turno en este juego del amor.
Yo soy Jane, y soy cada mujer que desea con el alma en la piel enamorarse de una buena vez. Y soy cada mujer que ansía que llamen a su puerta y la amen, porque sí, porque simplemente es ella.
Lo veo a Billy en la tele. Ahí los hombres sufren por amor, pero en la vida no lo sé. Me han roto el corazón más de una vez. Y ellos lo hicieron, no fui yo. Es cierto, mi analista me dice que hay que andar con los ojos abiertos. Y yo los tengo bien abiertos. Ahí de nuevo, mientras escribo, miro de reojo y Billy la fue a buscar a un cocktail a Jane. Pensaba en ella. Claro, antes de eso, la dejó ir y no corrió a buscarla a decirle lo que sentía. Y ahora le interrumpe su evento y su nueva pareja.
Vivo en soledad este desamor de cada día. Tengo el corazón listo, en la línea de largada, esperando el silbato que lo lance a correr. Pero no hay silbato ni hay nadie detrás de quien correr.
Mañana me sentaré frente a Jacinto a seguir llorando. Esta niña que está en mí crece más y más, y más se agranda mientras no llegue una caricia que la calme y la abrace y le susurre que ya está, que ya pasó, que no hay de qué temer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Por qué sufrís tanto? Lara, hay sol cada mañana. No te deprimas.